Sacramento del Bautismo
El Bautismo “es el fundamento de la vida cristiana, el pórtico de la vida en el Espíritu y la puerta que abre el acceso a los otros sacramentos. Por el Bautismo somos liberados del pecado y regenerados como hijos de Dios, llegamos a ser miembros de Cristo y somos incorporados a la Iglesia y hechos partícipes de su misión” (CIC 1231).
Desde el primer Pentecostés, la Iglesia hace un llamamiento a todo el mundo: “Convertíos y sea bautizado cada uno de vosotros en el nombre de Jesús, el Mesías, para perdón de vuestros pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo” (Hch 2, 38).
El Bautismo es un Sacramento, un signo visible de otra realidad invisible, el amor y la salvación de Dios. Derramando agua sobre la cabeza y diciendo: “Yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”, se recibe el Sacramento del Bautismo.
Por medio del Bautismo comenzamos a ser cristianos. Únicamente estando bautizado se pueden recibir los otros sacramentos a lo largo de la vida.